La Fundación Cibervoluntarios, organización pionera en voluntariado tecnológico, subraya la urgencia de abordar las brechas digitales que aún persisten en España y Latinoamérica, especialmente en zonas rurales y entre colectivos vulnerables. Así lo explica Antonio Pulido, responsable de Incidencia Social y Cultural de la entidad, en una entrevista concedidia al periódico en la que destaca la importancia de garantizar que todas las personas puedan acceder a competencias digitales que mejoren su vida cotidiana.
Pulido define la misión esencial de la fundación como “facilitar competencias digitales a quienes más lo necesitan y reducir la brecha digital, promoviendo la tecnología como herramienta de inclusión, innovación social y empoderamiento ciudadano”. Para lograrlo, la entidad trabaja en un modelo basado en tres etapas: apropiación, empoderamiento y participación activa en la construcción ética del ecosistema digital.
La brecha territorial, uno de los desafíos más acuciantes
Entre las brechas digitales más urgentes, Pulido señala la brecha territorial que separa a las grandes ciudades de miles de pequeños municipios rurales, donde el acceso y el uso efectivo de la tecnología sigue siendo limitado. También advierte de la falta de participación plena de colectivos como las personas mayores, que requieren formación y acompañamiento para estar presentes en la construcción de servicios y decisiones tecnológicas que afectan a su vida diaria.
Jóvenes, mayores, migrantes y mujeres, entre los colectivos más beneficiados
Los programas de Cibervoluntarios han tenido un impacto especialmente notable en la juventud, inmersa en una cultura “figital” en la que lo digital y lo físico conviven. Pulido destaca la necesidad de que jóvenes desarrollen un uso crítico, seguro y creativo de la tecnología.
Otros colectivos con resultados muy positivos han sido personas mayores, población migrante, entornos rurales, mujeres y personas emprendedoras, que encuentran en la tecnología una vía de autonomía y nuevas oportunidades.
YoConecto, la iniciativa que ejemplifica el impacto transformador
Entre los proyectos más significativos, Pulido destaca YoConecto, un programa de formación gratuita y accesible para todo tipo de perfiles, que abarca desde competencias digitales básicas hasta herramientas de inteligencia artificial. La iniciativa tiene un objetivo claro: democratizar el acceso a la IA para que cualquier persona pueda utilizarla en su empleo, formación, creatividad o productividad. Además, hace un llamamiento a instituciones públicas, empresas y asociaciones para solicitar estos talleres y extender la formación a todos los territorios.
Un voluntariado flexible y diverso que sostiene la labor social
El responsable recalca que las personas cibervoluntarias no necesitan ser expertas en tecnología. Tras una formación inicial, pueden elegir cómo, cuándo y con qué colectivos colaborar. Esta flexibilidad, afirma, es fundamental para llegar a tantos territorios y perfiles diferentes.
Alianzas públicas, privadas e internacionales para ampliar el impacto
Fundación Cibervoluntarios cuenta con más de 7.000 entidades aliadas en España, algo clave para adaptar la formación a las necesidades reales de cada comunidad.
A nivel internacional, impulsa Cibervoluntarios Network, una alianza global centrada en inclusión digital e innovación social, especialmente en Latinoamérica.
La organización participa también en plataformas internacionales como WSIS+20, actúa como NGI Ambassador en Europa y desarrolla 14 proyectos de investigación con universidades y entidades de todo el continente.
La inteligencia artificial: riesgo de desigualdad o herramienta inclusiva
Pulido advierte de que la IA puede agravar desigualdades si solo unos pocos comprenden su funcionamiento, pero insiste en su potencial: “Nuestro enfoque es capacitar a la ciudadanía para entenderla, usarla y participar en su gobernanza”. La clave, afirma, es que la IA mejore la vida cotidiana sin convertirse en una nueva forma de exclusión.
El reto de la próxima década: una ciudadanía digital soberana
El mayor desafío, según Pulido, es lograr que la tecnología mejore la vida de todas las personas y recuperar el espíritu de un Internet abierto y participativo. Su visión a largo plazo es clara: consolidar un modelo de Soberanía Digital Ciudadana, donde la ciudadanía tenga poder real para decidir sobre la tecnología y proteger sus derechos.
Una motivación personal: “Hacer cosas que transforman vidas reales”
Pulido explica que su implicación en la fundación nace del deseo de actuar: “Siempre he creído en la tecnología con corazón, en la que se construye desde la empatía y llega a quienes más la necesitan”. Un convencimiento que refuerza a diario al ver cómo la tecnología, con el acompañamiento adecuado, puede cambiar vidas.







