La prestigiosa artista algecireña expone del 16 de noviembre al 31 de diciembre en el espacio torroxeño especializado en arte contemporáneo y que acaba de iniciar su octava temporada
La algecireña Fátima Conesa es la encargada de cerrar 2024 en el espacio de arte contemporáneo Eldevenir de Torrox. Con una exposición que lleva el título de El Color Errante, El Camino a la Contemplación Rebelde, esta prestigiosa artista nos ofrece a través de sus pinturas un paseo desde el siglo XIX hasta nuestros días. La muestra que forma parte de la octava temporada de la galería malagueña que dirige María Rosa Jurado permanecerá abierta entre el 16 de noviembre y el 31 de diciembre. Será una oportunidad única de descubrir a una autora con multitud de premios y de reconocimientos dentro y fuera de España. De sus pinceles brotan ecos del Romanticismo, sobre todo de los pintores Constable, Friedrich y Turner, y del Impresionismo más conocido, especialmente de Monet y su célebres Nenúfares, hasta de artistas todavía en activo, como el alemán Gerhard Richter.
Conesa nos adentra por senderos hacia la contemplación rebelde, con trazos con los que encararnos hasta el infinito. Porque en su obra más actual hallamos un vacío completamente lleno. Basta con descifrar lo que en sus pinturas alcanzamos, sin demasiado esfuerzo, a sentir y comprender. Fátima Conesa (Algeciras, 1977) no es una paisajista, como tampoco lo fueron en su momento los pintores del Romanticismo. La naturaleza aquí reinterpretada no es más que el vehículo de expresión de una realidad trascendente. Como expresa María Rosa Jurado, comisaria de la exposición, “en el trabajo de Fátima Conesa hay más de lo que aparenta, logra transformar la materia ordinaria en algo sublime, es una reflexión acerca de lo divino y lo terrenal, del alma, de la vida y de la muerte”.
“El trabajo de Fátima Conesa no sólo supone una reflexión sobre la relación entre el ser humano y el mundo, sino también acerca de nuestra experiencia a la hora de contemplar la pintura y, tal vez, la vida”, argumenta la propia galerista. La luz es el elemento protagónico. Esta contemplación de la luz nos sugiere que hay algo superior a nosotros, tomamos consciencia de la magnitud de la naturaleza. Prepárense por lo tanto a adentrarse en un lugar onírico, etéreo, imposible de localizar. Acerca de los pinceles de la algecireña, Miriam Callejo nos amplía de primera mano lo que los conectan con los románticos: “Dejan de fijarse en el hombre y se recrean en aspectos abstractos más allá de una montaña o un bosque: las nubes, el hielo, el viento, la lluvia o el humo de las máquinas tienen un papel fundamental. Son artistas que incorporan en sus obras lo que no se ve, no solo del mundo real, sino también intrincados mundos interiores y espirituales, que solamente se encuentran en la mente de cada uno”.
“Dos siglos y medio después, la artista algecireña retoma esa representación de la atmósfera y el aire a través de un complejo trabajo de capas, colores, retiradas de material y añadidos posteriores. Es un proceso más lento y elaborado que en anteriores obras, aunque mantiene la constante de afrontar el lienzo por instinto, sin usar bocetos o dibujos preparatorios. El uso de un trazo muy gestual, que remite al arte primitivo, le otorga un gran dinamismo, incluso en las piezas de menor formato. La importancia del gesto es tal, que llega a emplear los dedos y las manos, lo que le proporciona, tanto a ella como a quien observa, una mayor conexión con la obra. Además, la paulatina incorporación del color a su obra -caracterizada hasta ahora por un uso casi exclusivo de grises y negros- culmina en esta serie de piezas, en su mayoría de gran tamaño. Introduce al espectador en las pinturas para desentrañar desde dentro esa duda interna si, en el fondo, era cierto que creyó divisar entre los trazos un paraje que ahora desea descubrir”, concluye Miriam Callejo.
La algecireña Fátima Conesa es licenciada en Bellas Artes por la Facultad Santa Isabel de Hungría de Sevilla en la especialidad de pintura. Su interés por la gráfica le hace especializarse e impartir cursos y ponencias de grabado en la EHU UPV de Bilbao, Fundación Bilbao Arte, Museo Picasso de Málaga, Fundación CIEC y Akademia Grafika de Bulgaria. Ha obtenido premios nacionales como en el XXIV Premio de Pintura de la Universidad de Murcia, el VII Certamen Internacional Pintura Manuel Ángeles Ortiz de la Universidad de Jaén, el XXIV Premio de Grabado San Lorenzo de El Escorial y en la III Bienal Internacional de Grabado Aguafuerte de Valladolid. Asimismo, en su trayectoria encontramos numerosas exposiciones en galerías y en instituciones de España, Francia, Alemania, Italia, Bulgaria o Costa Rica. Su obra también ha podido verse en ferias como Artesantander, SWAB Barcelona o Just Madrid.